Debemos iniciar el comentario de este libro diciendo que la cartografía es aquella ciencia que estudia y se ocupa de la preparación y correcta confección de los mapas o cartas geográficas que determinan un territorio.
Entonces este libro, Cartografía de la Voz en el Inicio y Desarrollo de los Teatros Universitarios en Chile 1941-1960; cuyo editor es Luis Aros, y editado por la Editorial Cuarto Propio; es una geografía de la voz en el arte escénico del periodo citado.
¿Porqué es necesario entender a la voz como objeto de estudio en el teatro?
Esta es la inquietud que justifica el nacimiento del texto en cuestión, porque la irrupción de este ensayo viene a cubrir un área del arte escénico que no se había analizado, habiéndose dejado de lado sin examinar, ni menos estudiar, las potencialidades que la narrativa vocal posee en el arte escénico. Por ende, se hacía muy necesaria la irrupción de los responsables de los textos del estudio, para cubrir el vacío en la asignatura de lo vocal, como factor trascendente para potenciar esta materia y sugerir nuevas asociaciones con el fin de multiplicar sus análisis y combinaciones.
Hay que consignar que en los inicios de los teatros universitarios, allá por el año 1940, no existían metodologías para la formación actoral ni las técnicas para la instrucción de los alumnos en las aulas; y que las experiencias, habilidades y estudios personales de cada profesor, sirvieron de base para impartir clases, asumiendo cada uno la responsabilidad de acuerdo a su especialidad en el oficio, que en palabras simples significa: enseñar lo aprendido en el hacer constante y diario sobre el escenario.
Una de las personas que dejó profunda huella por su labor docente, además de otras áreas en las que desplegó sus conocimientos, fue la actriz española Margarita Xirgú cuando estuvo en territorio nacional. También resultó relevante el aporte del director francés Louis Jouvet, que también dejó marcada huella en su paso por los escenarios nacionales. Ya que ambos fueron modelo y referencia con sus enseñanzas de lo que se aspiraba vocal y artísticamente de los futuros actores y actrices en formación.
Entonces, en el libro se está hablando de la memoria viva de una área significativa y significante para que el arte escénico vocal discurra sin contratiempos.
Hay que recordar que en los años ‘40, el teatro era conocido como teatro de divos, donde la norma era que los actores trabajaban con un apuntador que les dictaba el texto o líneas y acciones en voz baja, y nunca se aprendían de memoria sus textos, ya que los actores y actrices no tenían contacto directo con la obra a representar. Todo ello cambió con la llegada de los teatros universitarios, que modificaron radicalmente la relación entre la voz del actor y la palabra impresa del texto dramático, profesionalizando esta área de la enseñanza actoral.
La educación vocal en la época de fines de la década de los años 50 e inicios de los años
60, enfocó sus prácticas a partir de un supuesto logos localizado fuera del cuerpo, situando a éste como un mero soporte fisiológico y no como la confluencia e intersección entre lo discursivo y lo físico de la voz, modelando el organismo de los actores y actrices con el fin de lograr el mayor espectro de sonidos posibles.
Pensar la voz en el teatro es trascender los cuerpos que habita, las voces pueden hacer mucho más que decir textos o aludir a ideas abriéndose a la comunicación intersubjetiva entre los cuerpos materiales; la voz, como bien menciona la italiana Adriana Cavarero (2005) manifiesta “el ser único” de cada ser humano, y su auto- comunicación espontánea de acuerdo con los ritmos de una relación sonora.
(Luis Aros; pág: 54)
Las palabras de cierre dan debida cuenta de la prolijidad con que han abordado los autores las diversas investigaciónes que componen este ensayo, donde a los responsables los moviliza el ánimo de resaltar la voz en los diferentes escenarios donde se ha ido conformando el teatro chileno; generando el establecimiento por nuevos marcos de estudio que faciliten el mejor entendimiento de lo estudiado. Las inquietudes por el significado de los estudios de la voz y las referencias aludidas, promueve la noción del significado que adquiere en estos nuevos escenarios y contextos.
Porque como lo expresa claramente el catedrático griego Konstatinos Thomaidis, la voz es una práctica que no tiene principio ni fin, pero si una voz propia que se lo confiere cada región, país o sociedad.
Así, este ensayo que es una investigación prolija para develar las inquietudes y brindarle un corpus a las voces fundantes de lo que es nuestra escena nacional teatral, se transforma en un texto fundamental, así como el NIV (Núcleo de Investigación Vocal); en dimensionar a la voz en la importancia que ha tenido y tiene en las artes escénicas.
Por todo lo que se ha ido configurando con los estudios de la voz en este texto, bajo la responsabilidad del editor Luis Aros, además de las contribuciones de Natalia Elgueta y Consuelo Zamorano; todo ello reunido bajo el sello editorial de Cuarto Propio, hace de estos ensayos un paso importante en conocer los alcances que logra la voz en su expresividad.