La novela Las Amantes, de la autora Elfriede Jelinek, llevada a escena por Heidrun Breier y cuyo estrenó se realizó en el Teatro Nacional Chileno, TNCH, es un espectáculo que sin pretenderlo actualiza el cuento de Hans Christian AndersenEl Nuevo Traje del Emperador, ya que en la pieza teatral la escenografía viste el contenido y se usa comúnmente en la política y la sociedad para referirse a cualquier verdad obvia negada por una mayoría anónima a pesar de la evidencia, especialmente proclamada por una élite interesada.
Contenido que debiera ser lo mínimo importante de una historia.
Pero hay que preguntarse: ¿Qué se coloca primero: la carreta o los bueyes?
Una máxima en matemáticas dice que el orden de los factores no altera el producto. Pero cuando no son números, el producto se debilita. Porque las consecuencias no son contables, son visibles.
¿Cómo extraer situaciones dramáticas a una novela de 200 páginas. Cuyo texto narra anécdotas ocurridas en los años treinta, en una fábrica de ropa femenina en el marco de la revolución industrial con una Europa añeja como fondo?
Esta novela de la autora, premio Nobel año 2004, es considerada una novela débil, la más floja de todas las que escribió. Dicho lo anterior, los elementos para replantearse la puesta en escena, son escasos y hay que concentrar la atención en factores secundarios.
Dichos factores crean una dramaturgia plana, retórica, reiterativa y discursiva en esta obra, con temporada en la sala de calle Morandé. La obra de la novelista austríaca Elfriede Jelinek: Las Amantes; en cuya traducción estuvo Heidrun Breier, y también en la dirección, no pasa de ser una discursividad coral adornado con una vital escenografía que remite a la mecanización y deshumanización que estaba naciendo en la revolución industrial de la década de los años treinta, y obtiene un espectáculo que encandila la vista por la pirotecnia, pero nubla el contenido remitiéndose solo a anécdotas.
Si obviamos lo parafernalico de la puesta en escena, se rescatan los datos históricos de las luchas iniciadas por la clase trabajadora en fuerte contradicción con los anhelos de realización profesional a tener la fortuna y lograr el objetivo de casarse y conformar un matrimonio bien constituido. Los personajes de la historia, (que no son tales) vociferan una discursividad a lo largo de toda la narración, presentando anécdotas reiterativas que niega la opción de avanzar y evolucionar.
Los trabajos en que ha incursionado la directora Breier se destacan por elevar la metaforización a un plano superior, siendo una característica de su propuesta que constantemente dialoga en el diseño escenográfico. Aquella opción, siempre muy bien resuelta y ejecutada, deja en segundo plano las emociones, los enfrentamientos entre seres antagónicos, prevaleciendo lo tecnológico en desmedro de lo humano.
Una obra que es escenografía donde los personajes co-habitan.
En todo caso, más parece apuntar a un facilismo para abordar el texto y el discurso a través de este lenguaje técnico, no logrando introducirse en el conflicto interno de los sujetos como personajes, algo así como: “cuál es la razón por la cuál ellos son como son”, quedándose solo en la piel y el ropaje de los personajes, con un traje confeccionado a la medida de quien lo calza.
FICHA ARTÍSTICA: Adaptación de la novela Las Amantes de Elfriede Jelinek
Dirección y adaptación teatral: Heidrun María Breier. Elenco: Eduardo Herrera, Gonzalo Muñoz Lerner, Guilherme Sepúlveda, Carlos Ugarte y Felipe Zepeda
Diseño integral: Rodrigo Bazaes Nieto. Asistencia y Producción de diseño: Carolina Poblete. Realización escenográfica: Amor Escénico. Escenotecnia: Cristian Reyes y Daniel Figueroa. Realización de vestuario: Andrea Bustos Pizarro
Tocados: Pedro Gramegna Ardiles. Realización utilería: Matías Paul
Composición sonora: Colectivo Taller Música Contemporánea. Diseño sonoro: Paulo Rojas. Fotografía: Álvaro Hoppe. Diseño gráfico: Javier Pañella. Apuntador y Tramoya: Alejandro Avendaño. Prensa: Claudia Palominos. Producción: Inés Bascuñán