“No tengo palabras”. ¿Te suena esa frase? Infinitas veces queremos expresarnos por el lenguaje hablado, aquel idioma que nos otorga la posibilidad de comunicarnos entre humanos y el entorno, y que recurrimos a él para decodificar nuestros pensamientos. Pero muchas veces, la palabra precisa no aparece en nuestros labios. La voz no emite esa descripción que refleja lo que está elaborando nuestra mente. Más de alguna vez esta situación es reiterativa. En la performance: En Coro Te Hablamos Porque Nadie Puede Hablar Ya Por Sí Mismo, escrita y dirigida por Luis Aros, la protagonista es la voz.
La voz adquiere variadas formas y expresiones en esta narrativa que nos propone el fundador y director del Núcleo de Investigación Vocal. NIV. La voz solo requiere un escenario limpio y que los elementos sean precisos para adquirir presencia, voluntad, vida. Nuestra mente, está obligada a despojarse de los análisis clásicos de una “obra teatral”; para entrar al juego desconocido e innovador que Luis Aros nos está proponiendo e invita y, entramos cuidadosamente a ese caudal lleno de interrogantes.
Una propuesta acorde a los tiempos y a la tecnología que estamos inmersos actualmente, comenzamos a escuchar, sentir y ver esa voz. Decir que la “vemos” es confuso como descripción, pero justamente de eso se trata.
¿Cómo describir lo intangible? Simple, tomados de la mano acompañados de luces estelares y surreales, abrimos nuestros sentidos a todo el universo. Ya no situando esa manifestación sonora en el cuerpo del individuo como protagonista; si no más allá de lo que podamos percibir y definir como VOZ. Voz que encontramos en una frase simple, en el día a día y también en su ausencia nos continúa resonando. Voz transformada en palabras escritas que rebotan en nuestro imaginario al comprender lo que esa proyección nos quiso transmitir en el escenario, utilizando una multiplicidad de frases y conceptos simples, pero de una profundidad infinita a la vez.
La distorsión del sonido también adquiere sentido y presencia a la vez, nos mantiene atentos de forma aguda y curiosa. Precioso el resultado. Brotan las palabras y los sonidos, porque la voz muta dependiendo de quién la escuche, se hace cómoda e incómoda a la vez, nos traslada desde lo normal al vacío y viceversa, en un ir y venir delirante.
El elenco compuesto de performers-actores-cantantes, no logramos dilucidar quién se especializa en qué, dado que el director mezcla, conbina y logra producir en tonos cálidos y fríos como excelso pintor en su paleta escénica, un sinnúmero de colores vocales presentes en el montaje para deleitarnos con el coral. Dicho coral realza, en momentos determinados y finamente colocados, a personajes puntuales que protagonizan este acto mágico. Pasamos por instantes lúcidos, descriptivos y también cotidianos. Proponen un juego para llevarnos a una estructura que de pronto se deslizan en forma y tonos a la masa, al todo, al universo creado que acontece delante de nuestros ojos.
Pero cabe la inquietud: ¿Qué pasa cuando la voz del individuo ya no es suficiente? Porque muchas veces no somos escuchados. ¿Será que el receptor es el problema? ¿O simplemente la voz, decide emprender el vuelo y desaparecer? Sin duda, es un poco ambicioso tratar de definir conceptos desde mi subjetivo ojoído de espectadora, pero me permito comentarles lo vivenciado intentando ahondar en la experiencia vivida.
Volviendo al tema coral, pienso que la masa no siempre es escuchada, por más fuerte que grite. Sin embargo, “En Coro…” podemos ver y escuchar la calidad del trabajo realizado por los intérpretes. El Réquiem, muy complejo de lograr, se presenta con armonía coral en la escena que se percibe lo limpio en las voces privilegiadas del elenco, en una gama de tonos preciosos y cohesionados. Se completa perfectamente el cuadro de su propuesta. Todo un agrado desde mi butaca y con el peso correspondiente a una pieza de ese calibre.
Me fue por momentos un poco inevitable querer identificar a quién pertenecía cada tono, que funcaba perfecto con el que lo acompañaba, pero dejé de lado la curiosidad para no perder ningún instante. La propuesta realza la voz, le da su lugar y nos aterriza a situarla y valorarla desde la pérdida imaginaria de la misma, para buscarla y después no siendo visible, traerla al hoy, para quitarle las definiciones acostumbradas y sin duda, aprovecharla y disfrutarla de manera integral e integradora.
Dramaturgia e idea original: Luis Aros | Dirección: Luis Aros | Performers: Valeria Leyton, Fernanda Nome, Matías Lasen | Composición Musical y Sonido Escénico: Martín de la Parra | Videista: Ce Pams | Piezas sonoras: Valentina Villarroel | Producción sonora: Antonia Valladares Fischer | Diseño integral: Alex Waghorn | Coro: Michelle Faundez, Aylin Córdova, Thomas Córdova, Bruno Martínez, Diego Santamaría, Claudia Varas, Francisco Sánchez | Producción: Ana Laura Racz | Prensa: Claudia Palominos