Estuve de espectador en la obra de teatro COLICIDIO de JIMMY DACCARETT, una comedia satírica, que a través del humor negro pone en escena la eterna lucha de los grupos sexodiscidentes, ambientado en la peor época de este país, la brutal dictadura de Pinochet. Ser gay o travesti en esos años, te podía costar la vida, como le ocurrió a RITA, el fantasma de una travesti que advierte a Brandy CeSoir, la protagonista, de lo que le depara el destino: la muerte.
Las personas sexodiscidentes han sido perseguidas durante toda la historia de la humanidad, pero los testimonios de aquella época son espeluznantes, como señala Victoria una travesti que huyó a Rancagua: “Nadie paró el dedo por nosotros que terminamos muertos, quemados, violados y más. Nosotros en ese tiempo no valíamos nada, las personas trans estábamos metidos en un submundo de la prostitución, de las drogas, el alcohol, los prostíbulos… ahí es donde la gente piensa que uno se mueve.” A no olvidar que de alguna manera, esto sigue ocurriendo hoy.
La obra pone en la mesa un tema que debiéramos debatir profundamente como sociedad, el tema de las libertades. Hay muchas de ellas auto impuestas, como el “tener que ser bellas”, “flacas”, hacerse cargo de la “violencia verbal”. Creo que es tiempo de comenzar a revisar el “cómo” te educan con respecto a la importancia de los demás y sus observaciones. Y el otro tema son las libertades “vigiladas” por la ley, como el derecho sobre tu cuerpo, por ejemplo.
Interesante propuesta la de Jimmy y este gran elenco que entretiene, divierte y emociona con su extraordinaria performance que arranca tanto lágrimas como carcajadas.
Como espectador me provoca nostalgia la “libertad” con la que los propios sexodiscidentes se identificaban a sí mismos como “maricones” o “colas”. Recuerdo con “tranquilidad” y cierta “comodidad” cuando tratábamos de “colas” a nuestros amigos gay sin sentir que nos caería encima la “gestapo” de la mal llamada, a mi juicio, tolerancia. Creo que esto es necesario para reducir la violencia y la agresividad en el tema de géneros, definitivamente lo es, pero eso no implica que recuerde esa “libertad” como una época más distendida, más relajada que la que vivimos actualmente. Cosas del espectador y que me da por contarlas.
Lamentablemente, esa nostalgia que me susurra desde el pasado, choca con la brutalidad de las voces que seguirán clamando justicia; susurros de violaciones, persecuciones, agravios que continuarán ocurriendo porque las almas negras no son patrimonio exclusivo de las dictaduras, son la parte oscura que habita la humanidad entera.
Ovación de pie para COLICIDIO.
El Espectador