Ser MEDEA en éstos tiempos es adquirir una condición eterna de espera, porque cuando aparece JASON, se descubre como un ser castrado en su integridad femenina; ya que en su condición de tal está obligada a satisfacerlo, porque ahí radica el poder que JASON ejerce sobre ella, incluso en ausencia.
La historia inicia estando Medea enamorada de Jasón, es traicionada por este porque se ha enamorado de Creusa, hija de Creón. Medea no acepta la pérdida.
La constitución de un coro ciudadano cuya función es ser caja de resonancia dedicado a repasar los abandonos y miserias en que ha quedado sumida, es un inestimable acierto por la integración de actores de diferentes nacionalidades que aportan un caleidoscopio de texturas en movimientos, colores y voces, actualizando la clásica fábula con las problemáticas de hoy.
Al huir Medea con su amado Jasón, se convierten ambos en migrantes, y con los avatares que adquieren en esta condición, se van transformando en existencias difíciles de sobrellevar, lo que los distancia al sensibilizar de diferentes maneras el autoexilio; un ágora donde explosiona el material del cual está constituido el carácter de cada uno.
Con los elementos anteriormente descritos, el proyecto de montaje nace por una inquietud de Jacqueline Roumeau, directora e investigadora pionera del teatro carcelario; fundadora de CoArtRe; que invita al director Martín Balmaceda, radicado en Nueva York, con maestría del Sarah Lawrence College y centrado en temáticas contemporáneas con enfoque multidisciplinario, a fomentar la colaboración y exploración y trabajar en una reinterpretación del escritor francés Jean Anouilh, expuesto como un espacio de reflexión sobre la marginación a los inmigrantes, la violencia doméstica y el trato hacia la mujer. Llaman a un casting para conformar una compañía de diferentes nacionalidades y culturas. Con ello Balmaceda conforma una atractiva puesta en espacio con los integrantes foráneos logrando un pulcro montaje, siendo acertados los roles secundarios que dan soporte a la excelente pareja protagónica.
A Medea la pasión amorosa la tiene castrada y desplazada de su esencia, obnubila su visión mientras satisface al objeto de su pasión, reniega del entorno familiar; pero al ser traicionada recupera su carácter y vuelve a ser fiel a su origen, a sí misma. Ahora que el destino de su vida está en sus manos: con las ilusiones perdidas, toma la más radical de las decisiones porque no sabe actuar de otra forma. Entendiendo Medea que su destino está trazado, no puede rebelarse ante él y, cuando adquiere conciencia de ello, actúa en consecuencia con la frente erguida, con su honor recuperado y el orgullo en alto, adquiriendo la responsabilidad que al seguir su destino obtiene la libertad.
Entendió que la libertad es un bien a proteger.
Los arrebatos de Medea son estimulados por un otro, no reacciona así si no es sometida a estímulos precisos y adecuados. En los tiempos actuales se han expandido los síndromes medea y la razón casi siempre es la venganza producto de un engaño.
La espera le permite reflexionar y meditar en sus decisiones, y se convence de la necesidad de la redención. Medea se sacrifica porque sabe que con ello va a iniciar el camino para liberar a otras
FICHA ARTÍSTICA. Dirección: Martín Balmaceda. Dramaturgia: Basada en la obra Medea de Jean Anouilh, una reinterpretación de la obra de Eurípides. Asistente de dirección: Herman Heyne. Diseño Escenográfico y vestuario: Jorge Chino González. Realización de vestuario y utilería: Fabián Torres. Diseño Iluminación: Freddy Muñoz. Jefe Técnico: David Ibarra.Música: Alejandro Miranda. Regidor de escena: Johana Luzardo. Coreografías: Ricardo Herrera. Producción en terreno: Jorge Iturrieta. Elenco: Alejandro Barros, Ricardo Díaz, Anya Grycuk, Gloria Gutiérrez, Johana Luzardo, Carolina Mancilla, Claudia Oyharcabal, Davidson Pierre, Alexandra Ron Vera, Emilio Soza. Producción General: CoArtRe. Funciones en SIDARTE.
Guillermo Pallacán R. Editor.