La tradición en el país de teatro callejero es rica y variada. Podríamos aseverar que el teatro se enriquece y potencia desde ese lugar. Una de las características que resalta de la existencia y lenguaje teatral callejero es su rol político de denuncia. Desde sus orígenes, su justificación es instalar en la discusión ciudadana, los males que existen en la sociedad, aquellos cambios que alteran la conformación social y los acontecimientos históricos que cambian la percepción del mundo. Los intereses políticos de períodos autoritarios marcan el discurso, los alteran y los desplazan, utilizando los instrumentos y recursos que están a su alcance y que posean un signo directo como tarea esencial a su labor social, estética y cultural.
Una de las compañías que sigue enriqueciendo toda esta tradición es “Rodaje Callejero”, cuyo Director Escénico es Michael Cáceres Morales, y su último trabajo con el cual han itinerado por diferentes espacios escénicos formales y no formales es: “El Mar Hecho Bolsa”. Para conocer las motivaciones que movilizan a la compañía y sus integrantes, conversamos con su director escénico variados temas:
¿Cómo se gestaron sus inicios, quienes fundaron la compañía “Rodaje
Callejero”, y porque optaron por manifestarse en el teatro callejero?
La Compañia Rodaje Callejero nace el 2013, en la escuela de Teatro del Instituto Profesional Los Leones, en Santiago de Chile. En ese entonces un grupo de estudiantes decide hacer una obra de teatro que sea en la calle. Tenían la ambición de montar la divina comedia de Dante Alighieri. Luego de un par de reuniones, crearon el logo de rodaje callejero, un campesino que lleva grandes historias por el pueblo. Y otro colega invento el nombre “Rodaje Callejero”. Como actor recién egresado, tenía un poco más de experiencia me ofrecieron ser el director de Rodaje Callejero. Los proyectos auto gestionados de teatro son muy lánguidos en los procesos de investigación. Por eso, con el tiempo el grupo se disolvió y finalmente estrenamos otro montaje en un teatro. La obra se llamaba “Yungay una historia para contar”. Se trataba de una comedia sobre unos abuelos que querían escapar de un asilo para vivir su vida. Con ese primer montaje itineramos por centros culturales, anfiteatros, plazas, zócalos. Luego de terminar la última temporada, nos preguntamos ¿Queremos hacer teatro callejero? Buscamos un nuevo elenco de actores y actrices profesionales para investigar en un nuevo montaje con códigos y estética del teatro de callejero. Hoy nuestro grupo es de 10 integrantes que van desde músicos, actores, artistas de circo. En diciembre cumpliremos 8 años de historia.
Cómo director de la compañía, decido realizar estas obras de teatro fuera de los circuitos tradicionales, y usar como escenario la calle.
Desde mis inicios profesionales en la escuela de teatro, siempre trabaje en la calle. Me pague mi carrera trabajando en semáforos, haciendo lo que aprendía en la escuela, desde malabares, pantomima clásica, marionetas, clown, circo.
Todos esos lenguajes se juntan en la calle y la gente lo agradece muchísimo. Siempre admiro a los artistas callejeros que luchan por tener un lugar. Entonces es un escenario muy cercano desde que tenía 18 años. El teatro de sala, es muy hermético, no he visto obras donde la gente realmente se pare y se vaya si no le gusta, el espectador entra a la sala se sienta en su butaca y se genera un silencio hasta que la obra termine. Nuestra decisión de salir a las calles, es por tener un contacto directo con el transeúnte, romper lo cotidiano. No es tarea sencilla poder intervenir y sacar a la gente de su teléfono celular, o que te ponga atención por 5 minutos. En la calle se generan códigos que se repiten en muchas partes del mundo, desde la pareja entrenando, el abuelito, el perro callejero, la pareja de enamorados, el borrachito en la esquina etc.
La calle está lleno de símbolos y significados, puedes intervenir un espacio abandonado y es una acción política ya que le das vida a un espacio que nadie se fijó, la gente tiene la libertad de opinar, y si les gusta te lo harán saber, y si no les gusta seguirán su camino. Elegimos el escenario de la calle, ya que transita gente que no acostumbra ir al teatro, o al cine, o consumir cultura. En la calle todo puede pasar, no tienes esa comodidad de tener electricidad, o una butaca. El teatro callejero es directo, el actor o actriz tiene que estar presente con todos sus sentidos, ocupar su cuerpo como herramienta de expresión para ser escuchado. Es por eso que desde joven el escenario de la calle ha sido muy interesante de abordar. Es un gran desafío mantenerse por años y perdurar con un equipo que tenga las mismas convicciones y sueños. No cambiaria jamás el escenario de la calle, ya que genera esa magia única que jamás será igual. Siempre es nuevo, los espacios cambian al igual que nuestra sociedad. El escenario de la calle también uno conoce gente muy maravillosa, desde el borracho que pide limosnas, el caballero que vende mercadería para llevar un sustento a su casa, o grandes artistas de calle que trabajan día a día para pagar sus necesidades básicas. Elegimos la calle para llegar a muchas más audiencias, acercar la cultura donde no llega usualmente.
¿Cuéntanos cómo se gestó la obra “El Mar hecho Bolsa”; cómo nació la idea
inicial y de qué manera fueron solucionando y llegando a las imágenes
que se presentan al público?
Nuestro quinto montaje se llama “El Mar Hecho Bolsa” una obra estacionaria callejera que habla sobre la contaminación de plásticos del mar. Esta obra nace el año 2019 con Francisca Cortez Yañez, artista de circo, integrante de rodaje callejero. Ambos supimos que seriamos padres de nuestro hijo Joaquín. Y con todo lo que estaba sucediendo el año 2019, el calentamiento global, incendios forestales, sequia, basura en la calle, contaminación de plásticos, incendios en la selva amazónica.
¿Nos preguntamos que le queremos dejar a las futuras generaciones?
Entonces, fuimos a buscar marionetas de la obra “Proyecto Nemo” y las reciclamos.
Interveníamos con Francisca los semáforos de la Florida. Ella con 7 meses de embarazo, me acompañaba actuar. Era 1 minutos de intervención. Pero todo era divertir con un tiburón. Entonces Francisca me dice: No podemos solo divertir, tenemos que entregar un mensaje a la gente que genere conciencia de lo que está sucediendo en el medio ambiente.
Esa semana, hasta tarde pintamos, construimos todo a mano. Luego Francisca me invito a crear una variette de Circo en el taller de tela, y trapecio en el Teatro la Aurora. Y nació finalmente una mini obra de 10 minutos con niñas del taller de circo. Con toda esa experiencia con los niños. Y viviendo en una comuna que usualmente tiene mucha basura en las calles. Creamos nuestro nuevo montaje.
Luego nos invitaron a participar al Festival de Innovación Social en la Reina el año 2019. Dedicamos 3 meses en mezclar técnicas de circo, teatro y marionetas. Construimos muchas marionetas y estrenamos con un músico. El 2020 generamos una mini itinerancia por las comunas de Santiago, Recoleta, La Florida, Ñuñoa, Pudahuel, Puente Alto, La Granja. Finalizando nuestra última presentación en una Junta de Vecinos en Agosto del año pasado. Ahí éramos dos actuando, hacíamos todo, desde confeccionar, llevar escenografía, producir, buscar financiamiento. Decidimos invitar a nuevos integrantes para potenciar la obra.
Actualmente el elenco original, de El Mar Hecho Bolsa son, Francisca Cortez, artista visual, producción y artista de circo. Luis Chávez, un gran actor con vasta experiencia en Teatro Físico. Daniela Durán, actriz, clown y profesora de teatro con muchas habilidades en la dramaturgia. Claudio Farias, Actor y director de Eduarte. Jair Moreno director musical, gran músico clarinetista, fue músico en La Mano Ajena. Vicenta Castillo baterista y técnico en sonido, Ignacio Galaz bajista y profesor de bajo, Sebastián Pradenas, acordeón, saxo, charango, músico multipotencial que toca más de diez instrumentos, Sebastián Zarate músico compositor del mar hecho bolsa.
Este nuevo equipo estuvimos en residencia artística, durante 3 meses. Para re-estrenar una mejorada obra. Volviendo a la problemática, la gente tiene el hábito de botar la basura en la calle y no reciclar. Por eso decidimos reciclar y hacernos cargo de esos elementos, y uniendo herramientas de pintura con acrílicos, técnicas de marionetas que aprendí en la escuela de teatro, hicimos las primeras marionetas de bolsas de plástico. Luego Francisca pintaba y les daba decoraciones con pequeñas cosas para resaltar los colores. Lo encontramos tan entretenido que usamos nuestra creatividad, e innovamos con algo que la gente no tiene vida, nosotros creamos esa magia, desde el movimiento de las marionetas, hasta la manipulación para hacerlo real y que el transeúnte se sienta afectado por los materiales que están construidos. En el teatro uno se puede encontrar con muchas metodologías de creaciones, y una de esas es el teatro de objetos donde uno con elementos como una cuchara, una lata de cerveza, una guitarra, o una lavadora vieja puede darle vida con pintar, y enchular. Así reutilizamos algo que terminara en el mar, o en un vertedero. Y le dejamos al público infantil y adulto un potente mensaje de reciclaje.
Actualmente seguimos investigando en materialidades como bolsas de plástico, tubos de pvc, juguetes antiguos, botellas de plástico para guardar parafina, con todos esos elementos tratamos de reutilizarlos.
Cuando presentan un espectáculo, qué importancia adquiere el público.
¿Qué temáticas les interesa abordar en sus espectáculos y como es la
metodología de su trabajo?
Cada presentación en calle es distinta, única. El público en el teatro callejero juega un rol muy importante. Los transeúntes pasan por ahí y si les gusta se quedan, si no siguen su camino.
Mantener una obra callejera por 30 minutos, no es una tarea fácil. Lo importante es que no decaiga la energía de los actores.
Tenemos bastante acogida de parte del público, nos agradecen el tema que estamos presentando y nos dicen que es mucho más atractivo ver una obra de teatro con relación al medio ambiente que una charla, o un video. Es directo, lo interesante es cuando un niño o niña jamás en su vida ha visto una obra de teatro, generamos emociones, lloran, ríen, se enojan, quieren ser parte del elenco y tocar las marionetas. También los adultos vuelven a ser niños. El teatro tiene esa magia, que es un momento único e irrepetible. Todas nuestras obras tienen muy buena imagen, la gente se siente atraída, dicen que los primeros 30 segundos son muy importantes. Por eso siempre trabajamos coreografías, saltos, música en vivo, marionetas, medias máscaras, comedia.
Desde el 2013 al 2021, seguimos con la misma filosofía de trabajo. Como decía una directora francesa muy famosa, Ariane Mnochkine ¿Cómo se logra el éxito? Con trabajo, trabajo y trabajo.
Nuestra metodología de investigar es siempre debatir y estudiar temas contingentes. Primero analizamos la teoría, vemos documentales, escribimos. Hacemos un collage y después seleccionamos las mejores ideas, y finalmente empezamos a crear, entrenar, jugar con la música, con los elementos que tenemos a nuestro alcance. Nuestro mayor objetivo siempre ha sido llevar el teatro donde la gente no tiene acceso. Llegar a cada rincón de Chile, para que el espectador pueda tener un momento divertido. El teatro es una fiesta, es comunidad. Nuestros ideales y filosofía siguen más fuertes que nunca en esta pandemia.
La tradición de teatro callejero en Chile tiene grandes exponentes,
variantes y desarrollos, ¿cómo los ha influenciado esa tradición y a
quienes consideran sus maestros?
El Teatro Callejero tiene una gran historia cultural, política y exacerbada. Rodaje Callejero, con tan solo 7 jóvenes años de trayectoria. Sabemos que estamos iniciando un largo camino. El año 2019 en la comuna de Independencia tuvimos la fortuna de ser parte de la Escuela de Teatro Callejero de la Patogallina. En esos días conocimos mucha gente, aprendimos herramientas de Teatro Callejero, coro, su historia al momento de crear una obra.
Nuestro mayor objetivo también es dejar una huella, una metodología de trabajo para las futuras generaciones. Siempre estamos estudiando a las grandes compañías de teatro callejero del mundo no solo chilenas.
Entre esas el gran legado que deja Andrés Pérez Araya con El Gran Circo Teatro, si bien soy de una nueva generación. Es alguien que admiro mucho, me hubiera encantado poder conocerlo.
En la escuela de teatro no se estudia la hermosa historia del teatro callejero en Chile. O por lo menos en mi escuela, no tuvimos la fortuna. Es un grave error, debería existir una asignatura de artes callejeras, o construcción de escenografía con estéticas de teatro callejero, o la importancia de la música en el teatro callejero.
Nuestros referentes siempre son el hermoso trabajo del Theatre Du Soleil de Ariane Mnouchkine, fuimos afortunados de permanecer de la primera Escuela Nómade en Chile el año 2015.
Conocimos su metodología de trabajo, el hermoso rito de las máscaras de la Comedia del Arte. Y las máscaras Balinesas. El trabajo de Coro y corifeo, la importancia de escuchar, la música.
Siempre estoy estudiando el material de Mnouchkine, me dejo mucho como director de escena. Creo que es la mayor maestra que he tenido en mi carrera como director. También en mi escuela de teatro, tuve un excelente maestro, Jaime Schneider de la generación de Enrique Noisvander. Mi profesor de pantomima Clásica. El me enseño el amor por el arte del Silencio. La Disciplina, y el rigor de entrenar el cuerpo para expresar. También desde el 2018, por integrantes de Rodaje Callejero conocí el mundo del Circo en la XX convención Chilena de Circo y Arte Callejero. Ese mundo muy lejano del Teatro, me enseñó que: “el no puedo no existe”. El trabajo en equipo, la importancia del autocuidado con el cuerpo, también nos nutrimos con grandes compañías de Circo.
Por otro lado la gran labor de las compañías celebres del teatro callejero como; El Teatro del Silencio, de Mauricio Celedón. La Patogallina, La Patriótico Interesante, El Mimo Tuga, Teatro la Gran Reyneta, Teatro Mendicantes, Teatro Deliria, La Difunta Teatro, Teatro de la Nada, Teatro Nómades, y muchas otras compañías y artistas callejero que admiro mucho por su gran trabajo como hacedores de la calle. Realmente cada cual tiene su sello, su historia, y me pregunto ¿Cómo lo hacen? ¿Cuál es su metodología? Veo sus obras, online o presencial. Y se me pone la piel de gallina. Digo que momento mágico, esa hermosa cercanía con el público. El trabajo profesional que tiene cada uno, si bien son todos distintos, me pone feliz saber que tenemos tan buen teatro callejero. Con ganas de decir, de llevar la cultura a las calles. Espero en algún momento no muy lejano poder compartir con todos en la calle y poder nutrirme de cada artista.
¿Qué utilidad le atribuyen y adquiere el trabajo teatral callejero en
este mundo pandémico?
Bueno nosotros teníamos agendado más de 40 funciones en fundaciones de Medio Ambiente, corporaciones. Y todo se suspendió. Pero siempre vemos en el error una posibilidad de innovar, y jamás quedarse estancados o quejándose. Como trabajamos en la calle, y tenemos necesidades básicas como pagar arriendo, comer, y una familia que cuidar. Hemos seguido haciendo talleres online. Si bien es cierto el teatro callejero necesita esa cercanía con el público. No imagino un teatro hermético. Cada compañía se ha adaptado a los nuevos lenguajes. Hemos visto ya registros audiovisuales de compañías callejeras que parecen una real película. También trabajo en la calle en semáforos hace 15 años. No podía quedarme mirando el techo de mi casa, con solo trabajos online. Y salía igual a trabajar a los semáforos, tomando todas las precauciones necesarias.
Espero que todos los colegas puedan tener la tranquilidad de vivir en esta pandemia con lo que realmente nos mueve el arte.
Lo positivo de esta pandemia que todas las compañías callejeras celebres han mostrado más cercanía con su metodologías. Hemos visto muchas entrevistas de sus historias.