La obra argentina 17 Segundos, es la historia sobre una derrota deportiva, pero a la vez, la derrota significa ganarle a la vida en dicha pérdida. Con una breve temporada en el Teatro Sidarte, la premisa básica que insufla vida y existencia a la narración está arraigada en el ser argentino. Una condición muy característica del pueblo allende Los Andes, donde su manera de ser, pensar y actuar, es la auto proclamación de superación dado el libre albedrío innato a la humanidad que provoca una ilusión de superioridad divina.
Argentina en los mismos días que entrega al mundo a Carlos Gardel, presenta a Firpo contra J. Dempsey, momento icónico del boxeo transandino. Deporte que para intelectuales, artistas y literatos, ha sido un deporte nutriente pero controversial. El boxeo es controversial pero también, hay que reconocerlo, ha sido un movilizador social. La historia recoge muchos testimonios de la lucha, a golpes por la existencia y la subsistencia, dada por los puños, siendo una suerte de subsistencia por la vida.
El poeta y narrador Jorge Luis Borges, amante de las peleas de gallo, en uno de sus arranques de ironía hacia este deporte decía: los boxeadores no pierden el cerebro en el ring, posiblemente antes de subir tampoco lo tienen. Ello no obvia que Argentina se haya constituido en los dos últimos siglos, en un proveedor de grandes talentos de este deporte. Contrariamente al decir de Borges, narradores de fuste, maestros de las palabras de diversas épocas como Homero, Lord Byron, Ernest Heminway, Norman Mailer y Julio Cortázar, vieron en el boxeo una estética más que una ética, más arte que violencia. Estos autores lo entendieron como una forma elevada de arte, tal como lo es la danza o la poesía. El encomio al box de estos autores puede ser válido, puesto que, en parangón y en ello no caben dudas, la vida, en el cotidiano rigor del existir, es violenta y, al decir de Brecht: el arte no es un espejo para reflejar la realidad, sino un martillo para darle forma. El arte al igual que muchos deportes es violento por naturaleza, como lo es el ser humano.
17 Segundos propone un texto sin pretensión intelectual, sutil pero elegante, exquisito sin que nada falte ni sobre, cómo un poema bien rimado que remite a construir y representar a Luis Ángel Firpo, el toro salvaje de las pampas; a construir el personaje, a habitar su identidad. El texto de Emilio Firpo, el autor, elabora una crónica poética; en la cual podríamos leer a cualquiera de los autores mencionados, incluso Borges. Aunque éste con cierta reticencia se presenta ante él; no por lo literario, que cabe su mérito, sino por referirse al boxeo y uno de sus reconocidos cultores leyenda del boxeo argentino.
Pero hay más, el texto de Firpo en la construcción del personaje, también resuenan los personajes de Ambrose Bierce; los cuales, como suele ocurrir en la vida, son artesanos de su destino. Personajes cuyo destino nunca es envidiable. Por lo común son víctimas de las circunstancias; las más de las veces circunstancias atroces que ellos, de una u otra forma, provocan o han colaborado con la adversidad. En otras palabras, el destino es el carácter, pero en estos personajes no encontramos defectos de carácter. Matan o mueren miserablemente por causas dignas y sentimientos nobles: patriotismo, culto al valor, la amistad, o como en el caso del personaje en escena, a la palabra empeñada.
La pieza es un unipersonal interpretado por Emilio Firpo, además de autor es el sobrino nieto del personaje llevado a escena que basada en relatos de la familia junto a una investigación histórica, configura un espectáculo que recorre la bohemia transandina de los años 20 al 30.
Época donde se mezclaba la historia deportiva y artística, pero también nutrían uno al otro ambos mundos y se plasmaba en canciones dichas similitudes existenciales. Canciones (en específico tangos) que idolatraban la tragedia, los fracasos y las derrotas producto de un destino errado o mala suerte, donde la liminalidad educativa, monetaria y hogareña es doblegada anteponiendo sueños de éxitos futuros.
El ser argentino ha hecho cruzar los eventos deportivos en epopeyas y gestas heroicas que dan forma y sentido a la construcción de patria y los héroes que los representan y reflejan, que es dónde suelen observar para reconocerse en aquella silueta develada.
La puesta en escena dispone del dispositivo ring que caracteriza el deporte del boxeo y un acotado juego de luces vincula los elementos que dan vida y credibilidad a la diégesis, articulando las estrategias significativas propone un remedo heroíco que organiza la fábula. El propósito de la obra es explicar a través de una sola gran secuencia narrativa, que en la interpretación del actor Emilio Firpo (nieto del personaje) maneja con soltura los hechos narrados; lo sucedido con su antepasado boxeador y su legado en la construcción histórica del mito.
La obra fusiona dos espacios: un ring de box en New York, dónde acontece la pelea entre Luis Angel Firpo y Jack Dempsey, y la sala velatoria en la que “El torito de las pampas” despide a su primo hermano; y todo sucede en los 17 segundos que tardó el referí en contar hasta 7. En ese lapso acotado de tiempo, el padre del boxeo profesional hace un raconto de su vida.
La lectura de la obra en una primera visión, nos instala en los referentes tópicos y simbólicos que habla del imaginario popular argentino, de aquellos mitos que los configuran a nivel masivo. Uno de ellos es el tango y su referente clásico como son las historias que se tejen alrededor del cantante Carlos Gardel. Otro referente es que sus deportistas para ganarle a la vida, emigran en busca de la gloria y el éxito y sus acciones tienen eco a nivel mundial. De todo ese imaginario, que de tanto repetirlo configura realidad, se hace eco el autor Emilio Firpo contribuyendo con una escritura que está al servicio de la historia de héroes sin corona, pero que sus gestas al ser cantadas y llevadas por los caminos de la vida en boca de juglares y poetas, los corona con un manto de divinidad.
En la historia siempre los personajes son falseados, y en el caso del texto 17 segundos, solo se renuevan los nombres para seguir alimentando el mito que da forma y sentido al ser argentino.
FICHA ARTÍSTICA: Obra: 17 Segundos. Compañía: Grupo Nosotres. Actor: Emilio Firpo. Dirección y puesta en escena: Marina Dousdebes y Judit Gutiérrez. Escenografía: Jorge Anibal Firpo. Vestuario: Marina Dousdebes. Puesta de luces: Judit Gutiérrez. Diseño sonoro: Marina Dousdebes y Judit Gutiérrez.
Muchísimas gracias por su crítica tan profunda y poética! Un placer compartir nuestro arte en este hermoso país! Un abrazo enorme y agradecido.