La búsqueda para encontrar un lenguaje propio en el arte lleva en sí mismo recorrer múltiples caminos donde se descubren los aciertos, se obtienen virtudes, y se alcanzan logros; pero también hay tropiezos, errores no forzados u excesos que se transforman en un boomerang.
En otras palabras, el recorrido necesario e irrenunciable para todo artista donde pule y saca brillo al talento, se obtiene la experiencia y visión para tomar decisiones que den valor y grandeza al trabajo, y así transformar un tema en pieza original y única de arte, está plagado de aciertos y errores.
La obra Volver al Lugar Donde Asesinaron a Mi Madre, escrita por Carla Zúñiga, (Un Montón de Brujas Volando por el Cielo, premio del Círculo del Críticos, 2019-2020) y dirigida por Cheril Linett, (performance La Yeguada Latinoamericana, Poética de las Aguas) con temporada en el teatro Mori Recoleta, la puesta en escena lleva en sí misma una dicotomía que tiene chispazos novedosos y atractivos, pero también momentos redundantes y confusos.
En sí, la historia de Volver al lugar donde asesinaron a mi madre, nos habla de Diana, una prostituta que después de varios años ausente, aparece en una funeraria donde su madre fue asesinada. Aparece en ese lugar para conocer la verdad de su madre, no tan solo de su muerte, sino también conocer los motivos y las razones de la existencia que lleva, de dónde vengo y para donde voy; para ello se ve obligada a confrontar recuerdos y parientes a través de personajes variopintos.
La mezcla de géneros narrativos que tienen códigos bien delimitados y específicos, va continuamente obligando al espectador a situar la historia desde lugares ajenos y poco amables.
Esta incursión escénica posee una inicial inspiración en la tragedia Las Bacantes de Eurípides, pieza clásica del teatro griego donde se exploran y profundizan las acciones animales de la naturaleza humana y lo bestial que resulta su expresión: al inicio es un acierto la inclusión de estos personajes que lucen atractivos donde vestuario y gestualidades insinúan un recorrido que promete desarrollo con grandes expectativas, pero no logran concretarse ni menos evolucionar, quedándose entrampados en sí mismos, además que la irrupción de otros personajes, venidos de realidades paralelas, genera un inevitable enfrentamiento de compleja digestión. Los involucrados en escena por la fuerza del texto, simplemente no insuflan vida siendo incluso ajenos al mundo ficcionado. Los guiños a la Commedia del Arte, género teatral lleno de barroquismo, donde entradas y salidas de los personajes tiene por misión realizar un sketch referido al tema central con quiebres, comentarios y acciones cómicas, para una vez cumplido esto, desaparecer, se cumple aquí a la perfección pero la secuencia es desapegada del tema central.
Un desaparecer esperando una próxima entrada donde el continuum del sketch sigue desarrollándose y sacando rédito a la presentación jocosa con el ánimo de seguir usufructuando del acierto cómico que posee su inclusión.
No cabe duda que en esta pieza teatral, con todo lo que implica en trabajo técnico y creativo, evoca experiencias y trabajos anteriores de la directora Cheril Linett, en algo así como un refrito del sello que impuso en sus performances con el colectivo La Yeguada Latinoamericana. Concepto aquel del refrito usado hasta el hartazgo en prensa escrita para referirse a reediciones de una nota o reportaje hecha a partir de actualización de otra anterior. A saber: uso de un ataúd, utilización de una cola o trenza de pelo usado como cola de caballo, exceso de cuerpos desnudos con gestualidad agresiva y provocadora, tratamiento de la sexualidad con desparpajo, indagar en la maternidad. Entonces, la estructura con que se despliega el mundo creado con personajes venidos de ópticas y teatros diferentes, propone una sociedad hecha de trozos de espacios que se reconocen entre sí cómo realidades ficcionadas, pero que no han logrado aceptarse ni menos convivir en armonía. Seres que desean imponerse a todo aquel que los desafíe y enfrente en su realidad construida sobre soportes de dominación y jerarquías en distintos niveles de representación donde el lenguaje se utiliza mayoritariamente para agredirse. La subordinación que aparentan los personajes es un simulacro de la sociedad actual, un ejercicio de poder omnipresente que somete a los subordinados a una falsificación de la verdad.
Una debilidad del montaje y texto son los diferentes significados que no logran fluir copiosamente, dejando entrever instantes flojos, que resalta en escenografía y en las entradas y salidas de los personajes; ver lo anterior como una falta de rigurosidad, contribuye a distraer y ensuciar la lectura de la gran cantidad de signos en escena.
La obra tiene un antecedente contundente en la pieza del autor Friedrich Durrenmatt La Visita de la Anciana Dama. En ambas historias la aparición de una mujer, muchos años desaparecida, provoca el caos en los seres que la conocen y recuerdan; con la diferencia que en la pieza del autor suizo su aparición es la venganza; en esta, la aparición es conocer la verdad.
La obra Volver al lugar donde asesinaron a mi madre, es un tema serio pero que en esta ocasión fue abordado desde lo irónico e inverosímil, para alejarse de lo trivial indagando con diferentes sensaciones y texturas, un cúmulo de archivos de la historia literaria universal.
En ese querer alcanzar la verdad de esta obra, provoca la destrucción y derrumbamiento del mundo en el cual los personajes están instalados y respiran a duras penas. Caos y destrucción es el resultado de la aparición y enfrentamiento de estas mujeres que, una vez concluida la función, sigue resonando la importancia que tiene para el ser humano, aferrarse a fragmentos de algo parecido a un hogar.
FICHA TÉCNICA: Empresa: Bestia Lubricante | Escrito por: Carla Zúñiga | Dirigida por: Cheril Linett | Reparto: Esperanza Vega, Gabriela Maldonado Ulloa, Paulina Valdenegro, Romina Bustos, Lorenza Quezada Mendoza, Ivón Figueroa Taucán, Fernanda Castex, Gabriela Gazmuri, María Victoria Ponce, LaMala, Fernanda Vargas, Carla Achiardi y María Julia Avendaño | Diseño de escenografía e iluminación: Tamara Figueroa | Diseño y creación de vestuario y maquillaje: Pedro Gramegna y Andrea Bustos | Diseño de sonido: Vicente Cuadros.