Se ha impuesto en la escena nacional la costumbre de realizar funciones gratuitas, pero con la salvedad que seleccionan la entrada al público. Estas funciones generalmente son financiadas por fondos estatales, vía donaciones, centros culturales o concursos tipo Fondart. Al levantar un teatro con gratuidad – que no tiene nada que ver con estar exento – éste corre el riesgo de transformarse en un teatro didáctico, dónde pretenden instruir a la audiencia invitándola a reflexionar y comprender un hecho o situación, para que adopten determinada opinión al respecto. Todo montaje lleva implícito un mensaje, siendo lo único que cambia es la nitidez y fuerza del mismo.
¿Cuál es la política teatral que impera en el país? ¿Qué criterios se utilizan? En los años ’40, Pedro Mortheiru, dice en una entrevista: “Las obras que preparamos y presentamos son elegidas por una comisión, siguiendo un triple criterio. Que signifiquen un atractivo y al mismo tiempo una influencia favorable para el público (calidad y entretenimiento a la vez) que no tengan dificultades insalvables para nosotros de interpretación o escenografía y que tengan probabilidad de éxito económico. Nosotros no hacemos teatro para minorías selectas, porque creemos que ese es un error. Se pueden buscar obras que por su atractivo universal satisfagan por igual al intelectual y al obrero o empleado. La calidad literaria sirve para el primero, un argumento interesante atrae al segundo.” (Testimonios del Teatro. Giselle Munizaga; María de la Luz Hurtado. Ediciones Nueva Universidad) ¿Y ahora? ¿Qué condicionantes son las que imperan en dichas funciones? El director, actor y dramaturgo Jaime Lorca, junto a la compañía “El Viajeinmovil”; fundó el festival “La Rebelión de los Muñecos”, que tiene como característica primordial la entrada liberada para todas las funciones, tan solo se solicita un aporte voluntario al término de la función. Misma modalidad poseen la mayoría de los montajes de egreso de Universidades y Academias. El público los ha premiado con su asistencia y fidelidad.
Una política cultural considera el desarrollo de ciertos objetivos, junto a determinados instrumentos o medios para su consecución, que debe materializarse tras un amplio acuerdo entre los beneficiarios directos. Entre el año 2010 y 2014, se registraron un total de 68.698 espectáculos de artes escénicas en el país, cifra que en 2014 alcanzó las 15.045 funciones, lo que respecto del año 2013 representa un aumento del 5,8%. Aquí, el teatro es el gran protagonista, con el mayor número de público durante los últimos 5 años: 8.296.610 asistentes, y un 70,1% de las funciones, que en total fueron 48.190 (70% teatro adulto y 30% infantil. Cultura y Tiempo Libre, Informe Anual 2014. Publicación del INE y CNCA)
Entonces, al ser las artes escénicas el ítem mayormente beneficiado, uno de los canales para atraer a público nuevo, es la entrada liberada; no siendo éste mecanismo la panacea que sostendrá y mantendrá ad-infinitum a las artes escénicas.