La representante del mundo de la danza, Joan Turner, resultó elegida con el reconocimiento del Premio Nacional de las Artes y la Representación 2021, que entrega el gobierno a una figura de las artes de la representación. Bailarina, coreógrafa y maestra, Joan Turner, nace en Londres en 1927. Su amor por la danza aparece desde la infancia, al conocer el trabajo del coreógrafo Kurt Jooss. Con su arte recorrió varios países de Europa Occidental, todo dentro de la época de los años ´40, formándose como profesional en Alemania e Inglaterra.
Nombrarla, siempre trae a la memoria a sus compañeros de vida, primero el bailarín Patricio Bunster, del que se separa para compartir camino con el cantautor Víctor Jara. Sin embargo y aunque desde su humildad y bajo perfil; hoy, es ella quien se destaca por su incansable labor como artista y también su eterno compromiso con los DDHH. Porque Joan Turner, la bailarina, coreógrafa y maestra es merecedora de este reconocimiento, es su nombre quién movió charlas, clases, live, entre otras actividades para recordar su trayectoria y que las nuevas generaciones aprecien su labor en el arte y la defensa de los derechos humanos.
En el año ´73, luego del asesinato de su esposo Víctor Jara, parte al exilio. Para retornar en los años ´80 y fundar el Centro de Danza Espiral, junto a Patricio Bunster, acercando la disciplina a los sectores más vulnerables. Esta “acción” la retrata cabalmente, el compromiso adquirido en este país lleno de fracturas. Joan, si Joan, maestra como le dicen sus alumnxs, o quienes la ven por la Escuela de Danza, con sus ojos brillantes, quizás con lágrimas congeladas en años de penas, pérdidas y duelos. Joan, cabeza blanca, de poco hablar, enseña no sólo de danza, habla de la existencia humana. Generosa y siempre acompañada de su tenue sonrisa, también muy precisa para decir que no dará entrevistas relacionadas con la muerte de su esposo. Hablar desde el premio es también reconocer su interpretación, su fuerza y su traspaso a las generaciones de bailarinas que recibieron sus conocimientos.
La bailarina Turner habita desde su cuerpo, con una rica e histórica trayectoria a cuestas. Y siempre junto a sus hijas Manuela y Amanda.
Joan Turner la persona, la mujer, la bailarina, su vida desde la danza. Con una trayectoria donde expandió un arte de élite, a “todxs” con talento para bailarlo. Donde lxs cuerpxs ya no eran diáfanos con aspiraciones europeas, sino cuerpos latinos, con estatura mediana, contextura gruesa y tórax altos, con raíces en los pies, morenxs, firmes, con historias que contar, donde no hay espejos en las salas para no promover el hedonismo, tan solo el trabajo individual y colectivo. Joan, la mujer privilegiada que si entra a la sala donde danzo, me levanto. Porque ella plasmó el nuevo paradigma en todxs quienes la conocemos. Porque aprendió que moverse y danzar es más potente que la imagen. Porque saco el arte para volverlo discurso y no adorno.
GRACIAS POR SIEMPRE, MAESTRA.
“Entre ver y no hacerlo, siempre vaya y vea, para que tenga su propia opinión. El arte sin reflexión es solo un adorno. ¡Por eso, el-la que tenga OJXS…Que vea!”