La integración está de moda nuevamente.
La integración está mediada y, puesta en agenda, a través de los medios. Si la Teletón no hubiera tenido el impulso todos estos años, la discapacidad no justificaría sus 27 horas de amor que le destinan cada fin de año.
Pero la integración de una persona, también trae implícito la destrucción de otra persona.
La sinópsis de la obra de teatro “La Fuerza del Corazón”, de la dramaturga Javiera Mendoza, que la compañía Teatro La Sucia, presenta una temporada en el Teatro del Puente; nos cuenta de: una madre desganada que le impusieron ese rol. Un hijo que carga con el peso de ser ‘huacho’ y que no pierde la esperanza de complacerla. Y un hermano en situación de discapacidad que aparece en sus vidas: todo cruzado por la posibilidad de participar en un comercial de la Teletón y con ello mejorar su presente de manera provisoria.
Pero mientras madre e hijo esperan la fecha de grabación del comercial al cual fueron elegidos por las características de familia disfuncional, aparecen las diferencias que tiene dividido al núcleo hogareño: la madre pretende vivir sus sueños adolescentes sin compromisos. El hijo quiere complacerla para hacerla feliz y no sea otro hijo abandonado adquiriendo el mote de hijo huacho.
Pero la aparición de un hijo y, hermano discapacitado, arremolina la relación madre e hijo y se hacen carne los sentimientos que se cocinaron en ese hogar, pero calcinados por una convivencia alentada por el fuego imperceptible de la indiferencia e irresponsabilidad; que da como resultado una amarga e intragable combinación, para celebrar los tiempos de gastronomía millennial.
Es imposible dada las características estructurales de los personajes ideados por la autora, no caer en los estereotipos que seres liminales cargan per se; pero que el talento actoral del dúo protagónico salva con la calidad innata que poseen y disponen en beneficio del montaje, evitando configurarlos con lo fácil y manido que podría haberse optado; Daniela Fernández está sólida en su rol de esquivar la maternidad forzada y justifica cada acción en pos de su libertad; Juan Gálvez muestra una seguridad mayor que lo afianza cada vez que asume un nuevo personaje. La incorporación del actor Pablo Flores, discapacitado en la vida real y que en las diferentes escenas que aparece, mantiene la tensión sin decaer.
El global da como resultado un trabajo serio y la inclusión de un actor discapacitado, contribuye a refrescar la escena arriesgándose a desafíar la “normalidad” de la caja negra al configurar una ficción alrededor de un actor con habilidades diversas, no teniendo certeza ni control de la exigencia emocional que experimenta a medida que transcurre la ficción.
No va ser una obra que catapulte masivamente la integración social ni provoque caos a favor o en contra, pero es un avance que la compañía de Teatro La Sucia, se atreva a indagar en un área sensible y dominada por potentes próceres de los medios de comunicación y mostrar la desintegración y deterioro moral en los cuales se sostiene y, que la rehabilitación no se interese en esa área.
FICHA TÉCNICA: Obra: La Fuerza del Corazón. Dramaturgia y Dirección: Javiera Mendoza. Asistente Dirección: Soledad Arancibia. Elenco: Juan Gálvez; Daniela Fernández y Pablo Flores. Diseño integral: Rayén Morales. Producción: Alejandro Fonseca.