En la sala del Café de las Artes del Taller Siglo XX, está en cartelera como invitada la pieza venida de Talca Los Pinos, escrita por Mabel Urrutia y dirigida por Constanza Pérez; y que narra la relación entre cuidadoras y una interna al interior de un hogar de menores.
Es muy atingente el tema que se atreve a explorar la Compañía TEMA; por los casos que han aflorado últimamente en diferentes ámbitos de la sociedad y que tienen connotación nacional, el cual son los abusos sexuales a niños y niñas menores de edad de manera sistemática en centros de acogida.
Pero la obra no se queda en el cliché, que podría ser la opción más cómoda. Lo que indaga la obra es internarse en las negociaciones de intereses que utilizan los adultos con los internos. Por lo tanto, la compra de voluntades se hace a través del chantaje, siendo ésta la energía que moviliza a los personajes y sus acciones. Y también el amor. El amor al prójimo que es truncado por las circunstancias que no da cabida a que este sentimiento eche raíces. Un amor lésbico que no prospera. Amor entre un chico y una chica que no puede surgir. El amor a un colega que no es amor. La obra muestra la expresión del amor en diferentes modalidades.
El espacio escénico que realizó Hernán Pantoja, estructuró una cocina que también es usado como confesionario, para dar forma y sentido a los dolores y quiebres que padecen los personajes producto de los abusos que cargan. Donde el trío protagónico integrado por Mabel Urrutia, Constanza Pérez y Valentina Soto, se instalan en las escenas con solidez y potencia. En la narrativa teatral de los últimos años se está dando la costumbre de presentar personajes con similar estructura, producto de su pasado que los tiene en escena; pero que a la vez los catapulta hacia otro conflicto que nunca llega. Tan solo se quedan en una especie de “pasillo en tránsito”; donde rememoran el pasado y proyectan un futuro posible.
Del pasado tenemos que creerle lo que dicen y, del futuro se está a la espera de lo prometido.
La anécdota de la obra insinúa el recoveco que va a seguir un personaje cuando los secretos van aflorando, pero ésta concluye para dar cabida a una serie de testimonios reales, que catapulta la historia a dimensiones macro.
La historia micro es: una funcionaria está indagando los planes de contención que se aplican a los niños internos, en el hogar de menores Los Pinos (en la ciudad de Talca); pero también ella tiene bajo su responsabilidad a varios. La situación presenta las formas y modos de guiar y controlar los impulsos de los internos, donde cada funcionaria evalúa aplicar antidrepresívos o afecto, dependiendo de los comportamientos y reacciones de los niños. Se da así la doble paradoja que el sistema estimula, en donde los pares se vigilan mutuamente, chantajeándose con acusaciones de ida y vuelta; quedando los menores al medio de esta lucha de poder y utilizados como moneda de cambio.
La dimensión macro juega con el futuro, sueños y potencialidades de los niños que no tienen cabida. Los hogares de menores aglutinan materia prima transable en el mercado de los deseos, vicios y carencias que dominan a los funcionarios.
En la obra resuena el grito ahogado que nadie escucha de niños sin futuro ni sueños; que al estacionarse ahí con la promesa de protección, son despedazados por un sistema financiado por el estado, pero amañado por el único depredador racional del planeta: el ser humano.
Y los costos que significa la desaparición sistemática, nadie tiene el valor de asumirlo ni verlo, porque como dijo la ex ministra de justicia el año 2017, Javiera Blanco: los niños muertos tan solo son egresos administrativos.
FICHA TÉCNICA: Obra Los Pinos. Texto: Mabel Urrutia. Co-Dirección: Constanza Pérez y Mabel Urrutia. Elenco: Valentina Soto, Mabel Urrutia, Constanza Pérez. Visuales: Francisca Burgos. Música: Diego Bueno. Vestuario, escenografía e iluminación: Hernán Pantoja. Encargada Técnica: Marcela Larenas. Producción General: Constanza Pérez
Guillermo Pallacán. Editor