Para su cierre de temporada, el Teatro Nacional de la Universidad de Chile acogió, en su escenario del Teatro Antonio Varas, la propuesta de Rodrigo Bazaes, en su versión de puesta en escena protagonizada por Marcial Tagle y Camila Hirane, para el texto OLEANA, del autor norteamericano David Mamet. Este montaje, estrenado el 2018, llega al escenario de Morandé 25 propiciando una diversificación del perfil y carácter del público que se acerca a la obra. Además que ese espectador acostumbrado a buenas obras, buenos montajes y buenas actuaciones, al Varas lo sigue un público fiel y diverso, constituido especialmente por jóvenes estudiantes y adultos mayores.
OLEANA es sin duda la tragedia más controvertida del escritor, dramaturgo, guionista y director de cine norteamericano David Mamet. Desde su estreno en el Off Broadway en 1992 no ha dejado a nadie indiferente y, desde entonces, ha causado escozor en los públicos donde se a presentado. Mamet es un autor que huye de las verdades absolutistas; ello se evidencia lucidamente en esta pieza teatral cuyo conflicto central remite a dos controvertidos temas: el poder y el sexo. Sus dos personajes protagónicos pertenecen a dos mundos relacionados jerárquicamente. Sirviéndose de un supuesto suceso de acoso sexual, Memet plantea la lucha de intereses que enfrenta a estos personajes y aprovecha para deslizar otros temas -los que realmente importan y la sociedad soslaya-: ¿Qué valor damos a la educación?. ¿Cómo el lenguaje puede ser ubicuo y ponerse sorprendentemente del lado del bulo.? ¿Cómo situaciones o hechos son instrumentalizados en aras de lo que se ha dado en llamar, y distinguir, como una ética de “lo políticamente correcto”.?
Uno de esos personajes es Carolina, una joven alumna que impulsada por la imperiosa necesidad de salir del pobre ambiente en que vive, se ve en la imperiosa necesidad de escalar socialmente. Sin embargo, no está dispuesta a educarse. Solo quiere ascender socialmente. El otro personaje es su profesor John, un maestro de vocación que cree, sinceramente, que la educación es la clave en la formación moral e intelectual de las personas. El es un ejemplo de ello: ha logrado un status y una buena situación social que no está dispuesto a perder,. Pero en el transcurso de la dinámica profesor versus estudiante, ésta se rompe provocando un inexorable cambio de roles, derivado de unas cuestionables estrategias de la alumna.
En esta obra, Mamet apuesta a una trama que interpele al espectador y lo obligue a reflexionar sobre la falta de escrúpulos, el oportunismo, el deseo de reconocimiento y el abuso de poder En este conflicto será el espectador quien tendrá que identificar y juzgar quien es el bueno o el malo, Esa es la razón metafórica de la presencia de público en el escenario quien simbólicamente funge como jurado en este juicio social frente a las consecuencias finales que lleva el trance en escena.
¿Es OLEANA una obra que reflexiona acerca del machismo? No. Tampoco el tema del acoso sexual, como algunos pretenden colegir. En el texto de Mamet, lo principal es el poder. Allí, en su propuesta dramática, David Mamet indaga en los inextrincables recovecos de la encrucijada en que se encuentran hombres y mujeres que ejercen el poder. Habla sobre esa peculiar esclavitud y, de paso, insinúa el tema de la liberación del poder. Quien tiene el poder hoy, mañana lo puede perder; y al perderlo, quien será manipulado va ser él. Ergo, en realidad el amo es el esclavo. Es esclavo de su propio poder. Por mantener ese poder debe renunciar a su propia libertad y encadenarse al poder. Si se libera, si rompe sus cadenas, terminará siendo esclavo de otro amo.
En la acción de sus dos personajes: profesor y alumna, Mamet, consigue sus propósitos. Ambos mirándose frente a frente, separados por un escritorio como por una barrera infranqueable. Frente a frente, como piezas de ajedrez que luchan por mantener el poder y su libertad. Él profesor. Ella alumna. Ella ha venido por sus notas; él aprovecha para jugar con ella, como lo haría un gato con un ratón. Ambos inician una metafórica partida de ajedrez donde el erotismo y la sexualidad forman parte del juego de poder, que casual o circunstancialmente, casi por accidente, se hace explícito.
Entre ambos hay una atracción mutua, pero también un rechazo. Atracción y rechazo que debe ser tan real y verdadero en escena al punto que moleste e interpele. Es un juego peligroso, brutal, descarnado, que solo interrumpe el teléfono que, a guisa de un tercer personaje, conecta al profesor con el mundo que tiene fuera del claustro donde se desarrolla la partida.
El profesor se defiende; y también ataca. Mientras ella se defiende y ataca al mismo tiempo. El poder pasa de un lado al otro del tablero. Es un Endgame, una lucha sin destino. Es un tira y afloja de dos personajes encerrados en un espacio claustrofóbico, dónde ninguno de los jugadores puede ganar. Ya que ambos están condenados a perder.
En suma, OLEANA es un montaje como la vida misma: ”rico de perplejidades y no de certezas”, parafraseando a Borges. Es una interesante propuesta de puesta en escena de Mamet que integra al público en su representación. En su texto, plantea una situación muy concreta donde ambos personajes tienen razón y ambos se equivocan para, finalmente, el público decidir. Rodrigo Bazaes opta por una puesta minimalista. Presenta un escenario que por su plafón de iluminación, nos recuerda el dispositivo lumínico de un ring de boxeo o lucha libre. En el ubica a los contendores, a los personajes, frente a frente. Cada cual en su espacio de poder y dominio y, desde allí, los mueve como piezas de ajedrez. Avanzan y retroceden, se defienden y atacan. Con movimientos y posiciones al servicio y estrategia de cada jugador, y teniendo al público detrás de ellos fungiendo de jurado.
Como todo el teatro de David Mamet, OLEANA contiene una moraleja: “Cuando las relaciones entre humanos se transforman en un laberinto de sentido, caminamos hacia un periodo áureo de indigencia mental, rico en perplejidades y en ausencia de certezas”. En razón de ello, su dramaturgia demanda una lectura inteligente, y bien que lo logra Bazaes y sus performer. En instantes pareciera que, mientras están discutiendo, los actores estuvieran concibiendo la obra, creando el texto, las frases, las interpelaciones se sienten y oyen reales; recientes, auténticas, no escritas. Como palabras surgidas en el fragor de la discusión y no aprendidas para la interpretación. Eso hace que lo que se presencia sobre el escenario, frise en algo cercano al virtuosismo actoral. La vida misma.
Qué duda cabe entonces constatar que Bazaes logra una puesta en escena provechosa y espléndida de este complejo texto de Mamet. Epítetos que no se acomodan – ni merecen- tantas propuestas escénicas presentes en escenarios de la plaza.
FICHA ARTISTICA: Dramaturgia: David Mamet. Dirección: Rodrigo Bazaes Nieto
Elenco: Camila Hirane y Marcial Tagle. Traducción: Daniel Villalobos. Asistente de dirección: Catalina Cruzatt. Diseño escenografía e iluminación: Rodrigo Bazaes Nieto
Diseño de vestuario: Estefanía Larraín. Teatro: Sala Antonio Varas.