¿Sacco y Vanzetti fueron condenados a muerte por ser inmigrantes o por el delito del cual fueron acusados?
La compañía de teatro Hueso Santo inicia su periplo por el mundo teatral con este montaje cuya temática refiere a la condición de ser inmigrante en la época actual, pero para justificar su discurso toma la historia de Nicola Sacco y Bartolome Vanzetti. Una historia que ha ido creciendo con los años para instalarse en la ilegalidad, el abuso de poder y la mentira institucional.
Para el autor Federico Zurita, en conjunto con la compañía hueso santo, se atreven a indagar en las contradicciones que azotan la sociedad actual: tales como los porqués de la violencia y sus discursos pacifistas. La búsqueda de mejores condiciones de vida versus el trato inhumano a los inmigrantes.
Para ello, vale ficcionar el devenir de las almas de Sacco y Vanzetti. Tras ser asesinados, sus espíritus comienzan a buscar respuestas y, para obtenerlas, vuelven a sus cuerpos a revivir momentos claves de su llegada a Norteamérica. Situación que les acomoda a sus propósitos inmediatos. Y, en la medida que la acción transcurre de relato en relato en las peripecias que vivieron, van descubriendo que son víctimas, sin salvación, de la violencia reinante en Occidente en pleno siglo XX.
En la obra son inmigrantes una vez más. Reviven llegar otra vez a Estados Unidos para romper la marginalidad. Pero luego, siendo espíritus buscan las causas del rechazo a su condición de ser y extranjero. A las dudas que les sindica ser encarnación de una voz extraña que genera ronchas en la piel norteamericana, y al no poder acallarlos, son sentenciados a morir en la silla eléctrica por propiciar la anarquía.
Varios sistemas de emigración han existido a lo largo de la humanidad. Especialmente en países que atraviesan épocas de crisis y que la globalización facilita. Pero, siendo atacados por los sectores sociales del país de acogida, son culpados de los problemas sociales y se transforman en objeto discriminatorio.
La discriminación busca hacer desaparecer al objeto discriminado.
En la actualidad existen los Saccos y Vanzettis, tan solo cambia el nombre y la época, pero la discriminación siempre encuentra victimas propicias; y su consecuencia más directa y contingente es lo que sucede en Medio Oriente, donde son exterminados niños, mujeres y ancianos.
Nada ha cambiado, y el egoísmo endogámico perfeccionó los mecanismos de exterminación.
En escena, vemos aflorar la hermandad que les permite acompañarse ante el símil de recuerdos por la patria añorada, por aquellos paisajes de niñez soñando tiempos mejores; mientras están en la cárcel esperando la sentencia. Pero esta se dilata por las apelaciones, lo que va matando la esperanza.
El país al cual llegaron prohíbe tener esperanzas cuando eres apuntado con el dedo acusador.
El texto de Federico Zurita está ejemplarmente construido en base a la presentación de los conflictos humanos, en representar las tragedias mínimas y personales, cotidianas y domésticas. Ello permite empatizar; pero a la vez, al desarmar constantemente el entramado escénico con los cambios de tiempo, espacio y personajes, se contextualiza y relacionan los temas. Las escenas se arman en base al entendimiento por el cúmulo de información y datos que existe alrededor del caso, ejercicio necesario ante tal magno tema. Lo que demuestra un conocimiento enciclopédico del caso, la época y las oleadas sociales que imperaban por parte del autor.
Con las transiciones de continuidad fluidas y naturales, las actuaciones sobresalen y quedan en primer plano, pero quién logra capturar la atención es Nathalie Nicloux, que entrega frescura, variedad, encanto y atractivo a los personajes que da vida secundando a la dupla de actores que encarnan los personajes principales, Cristian Ruiz y Luciano Morales, luciendo sólidos y creíbles en escenificar el carrusel emotivo que representan en la historia Sacco y Vanzetti. Claudio Pueller desde la dirección obtiene identificación y naturalidad con el trío de actores afianzados en lo que ejecutan.
La errancia semeja una condena.
Te ausentas de tu tierra para aparecer en otra que es extraña y no te pertenece. Los errantes son eternos. En la Biblia ya está escrito que los seres están condenados a errar por los siglos de los siglos y por el solo hecho de serlo, serán herederos de la tierra y el reino de Dios, aunque sean apuntados con el dedo.
FICHA TÉCNICA
Dramaturgia: Federico Zurita
Dirección: Claudio Pueller
Elenco: Nathalie Nicloux, Cristian Ruiz y Luciano Morales
Diseño dispositivo escénico: Guillermo Ganga
Diseño de vestuario: Verónica Navarro
Composición musical: Patricio Solovera
Mediación: Amanda Ausensi
Producción y asistencia técnica: Samira Abumohor
Guillermo Pallacán R. Editor