Ser.
Ser anormal.
Es la antigua inconformidad del ser humano con la naturaleza que le tocó.
En el Festival Internacional Santiago OFF se presentaron dos obras que tenían como eje central la inconformidad de género.
Mujeres en cuerpo de hombre.
La primera obra es Metamorfosis. De la compañía uruguaya Implosivo Artes Escénicas. En escena se presenta un hombre que se pregunta por los límites que la sociedad impone a una persona para ser aceptada distinta.La segunda obra es La Corrupta. Y es sobre la existencia del transformista Guido Bustamante, que una vez muerto, despierta para comenzar el último viaje para entender su propio valor y autoproclamarse la primera Santa Corrupta del país.
En la pieza uruguaya, interpretada magistralmente por Germán Weinberg, recurre a la introspección de su alma para cuestionar los orígenes y causas de su condición, y utiliza para ello la exposición de su cuerpo porque se considera la más bella.
Pero le incomoda ser observada. No le gusta. Se esconde. Se agrede.
En la obra La Corrupta, basada en un personaje real que existió en Castro, Chiloé; que al contrario de la anterior obra, se apoya en un gran dispositivo escénico para mostrarnos diversos pasajes que marcaron la vida del transformista más conocido de Castro.
La tensión erótica debe expresarse. Exponerse. Mostrarse. Ofrecerse a un otro como fruta. Nada se acomoda más que la frutilla: esta es roja, turgente, texturada y agridulce. Se ofrece con un gesto, pero también ese mismo gesto lo vuelve en contra suya. Maltrata aquella cualidad que lo distingue del resto de la sociedad.
La primera utiliza el formato performance para hablar directamente sin artilugios de por medio, de la belleza al público. En la segunda sobresale la apariencia formal, donde la forma ocupa protagonismo.
Ambas temáticas abordan con distinta óptica y recursos, un tema que se ha ido visibilizando acaparando la agenda social, ya que los entes gobernadores con sus jurisprudencias, no han querido ver ni menos solucionarlo.
