La familia está en crisis, síntoma de los tiempos actuales.
Lo que plantea la obra “Yo También Quiero ser Un Hombre Blanco Heterosexual”, escrito por la autora Carla Zúñiga; se enfoca en las mentiras que se cruzan en las familias y cómo ello marca el destino que cada integrante va a seguir y, los fantasmas que los acompañaran.
Uno de los autores que resuena como soporte estructural es Kafka. Y el proceso de transformación irreversible que el ser humano vive al habitar un mundo estable y amanecer en otro improbable.
Una causa de la pérdida de la felicidad es que el sentido de orientación se obnubilo y la poca visión que queda es ocupada en levantar “sueños”.
La historia habla de una inmigrante haitiana homosexual que durante toda su vida ha sufrido abusos y vejaciones por ser afrodescendiente y lesbiana, pero que lucha por salir de ese lugar y cambiar su situación. En su incesante búsqueda por encontrar la felicidad, intentará cambiar el quien es, para ocupar, aunque sea por una vez en su vida, un lugar de privilegio dentro de una sociedad hipócrita y patriarcal.
El montaje con funciones en M100 suma varios logros: un diseño sonoro absorbente, que al deambular varios tonos emocionales, provee el complemento justo y enaltecedor. Una escenografía en forma de rodillo que al girar van apareciendo y desapareciendo los espacios escénicos, que posibilita avanzar en los tiempos diegéticos. La asimilación de personajes con sus características es logrado por el elenco con una notable profundización de conjunto, notándose por parte de la dirección, a cargo de Manuel Morgado, prolija con los detalles para resaltar cada personaje y permitir el lucimiento de la narración que escribió Carla Zúñiga.
La inmigrante haitiana se atreve a soñar. Una dueña de casa mantiene el sueño de familia. Una pareja deja de soñar. Todos sueñan porque todos desean transformar su presente.
Estando en crisis la entidad familia, consecuencia de una sociedad enferma al aumentar las apariencias cada vez que se siente amenazada y sobrepasada, ésta responde con sucedáneos para barnizar con una solución de látex. Por ello, se hacía necesario que la obra se transforme en un pabellón quirúrgico para diseccionar los pliegues que ocultan y frenan el latido de realidad que va imponiéndose.
Una razón que moviliza las transformaciones es el miedo. Miedo a perder el lugar que se posee, el espacio donde se vive. Miedo a que ingresen a tu habitáculo de confort. En los años ‘60s, la obra de Egon Wolff “Los Invasores”, el miedo era lo que movilizaba a los integrantes de la familia Meyer y éstos se arrinconan en una pieza pequeña para no tener contacto con los extraños. En la actualidad, la obra “Yo También Quiero ser un Hombre Heterosexual”, propone como solución transformarse en un otro como forma de esconderse, esquivar los miedos y librar del debate que la sociedad requiere en torno a la identidad de sus integrantes.
Tal como la obra de Egon Wolff es una crítica social a las condiciones de existencia moderna que se va transformando, la escrita por Carla Zúñiga es continuadora de aquella tradición de hurguetear en los carcinomas que tiene a la sociedad en estado terminal y propone la transformación personal como salvación; aunque dicha mutación signifique desaparecer.
Si la familia siempre ha estado en crisis, es porque ésta institucionalidad no cumple las expectativas creadas; y esas expectativas son esencialmente personales y usufructúan del otro. Ahora, teniendo como base las problemáticas de la familia contemporánea, el montaje y trabajo de la autora y el director, fue sintetizar en secuencias las aprehensiones actuales, renovando un viejo problema que solo ha cambiado de color con que se presenta en cada época, para que siga cautivando y ganar adeptos.
Dirección: Manuel Morgado. Dramaturgia: Carla Zúñiga. Producción: Kristopher Gómez. Coordinación general: Catalina López. Elenco: Juan Pablo Fuentes, Julieth Micolta, Renata Casale, Tamara Ferreira, Andreina Olivari, Ariel Hermosilla y Nicolás Venegas. Escenografía: Manuel Morgado y Germán Martínez (asistencia: Nicolás Muñoz y Joel Banda). Iluminación: Daniela Valenzuela. Diseño sonoro: Gonzalo Hurtado (setting sonido de Mirko Petrovich). Diseño de Vestuario: Zorra Vargas (realización de Julio San Martín). Peluquería y prótesis: Franklin Sepúlveda. Prensa: Carlos Bonomini. Funciones en M100.
Guillermo Pallacán. Editor.