En la 6ª Versión del Festival LatinoAmericano de Teatro, cuyo escenario principal fue M100; se presentaron obras venidas de Argentina, México, Colombia, España, Brasil y Chile. También en paralelo se realizaron diversos talleres y actividades de extensión, abarcando el universo de la danza, la producción y gestión artística, en las comunas de Independencia y La Florida, así como en Melipilla y Talca.
Este es un festival itinerante, que ya se ha realizado en Argentina (2015) México y Chile (2016) Argentina y México (2017) Este año comenzó la itinerancia en Chile, para seguir en México y posteriormente terminar en Argentina.
Además, este festival es un proyecto emblemático del Corredor LatinoAmericano de Teatro CLT. Instancia que se transforma en una plataforma de circulación para las artes escénicas del continente. Promocionado como: un lugar de encuentro, un camino que une y conecta personas, un lugar de sinergia para artistas que se reúnen a pensar la sociedad desde un escenario.
Las obras que se presentaron cubrieron varios aspectos temáticos y géneros escénicos: unipersonales, relatos orales, el absurdo, la comedia, el documental. A continuación un análisis y reflexión de las obras presentadas:
BEBEN: excesos naturales
La obra de Guillermo Calderón, BEBEN; que es dirigida por Antonia Mendía, presenta los palimpsestos que emergen después de un terremoto e ilumina aquellas roturas que se maquillan.
Los temas que aborda Guillermo Calderón están mediados por la excesividad. La dramaturgia lo infla y su degustación es lenta.
En escena vemos a un grupo de voluntarios de una ONG alemana, realizar labores de ayuda humanitaria a propósito de un terremoto ocurrido en Chile. Labor centrada específicamente en niños.
La génesis de la historia repasa los fenómenos sísmicos que han ocurrido en el país, y cuya transformación en cuento la realizó el dramaturgo alemán Heinrich Von Kleist, basado en la catástrofe ocurrida en el año 1647, pero ambientada en el terremoto y tsunami del año 2010.
Esa ayuda humanitaria que diversas ong acostumbran realizar, ha sido mermada por los intereses personalistas de quienes están llamados a ejecutarla. El desastre enfrente de los ojos, junto a las verdades a medias y las mentiras totales, se empieza a descubrir. Acumulándose y mimetizándose junto a los escombros, para permitir el paso a un río de locura.
La visión que poseen los europeos de este continente está mediada por el estereotipo. Un colonialismo unido al asistencialismo, da como resultado relaciones de dependencias que transforma a los seres en muñecas sin cabeza.
TENNESSEE (W): el resto pregúntenle al perro.
El narcisismo transformado en pomposidad.
La obra Tennessee (W) escrita e interpretada por el actor catalán Martí Peraferrer Vayreda, de la compañía española Teatro Bla; continuadora de la mejor tradición teatral de interpretación, al estar apoyada en un texto sólido y bien escrito, contiene momentos magistrales.
El formato del unipersonal requiere de un actor con oficio para sortear y sostener 90 minutos y tener cautiva e interesada a la audiencia, apoyado solamente en el talento, carisma, interpretación y algunos elementos escenográficos y de utilería que lo van a secundar a contar la historia.
El actor Peraferrer es un intérprete sólido, carismático; que en ningún momento deja de estar en personaje. Los 90 minutos que está en escena, luce natural, liviano, creíble, compenetrado del personaje. La utilización que hace de la utilería es soberbia, es un apoyo importante y genera los quiebres al monólogo. Los recursos del cual echa mano le resultan naturales, que logramos perder la sensación de estar viendo teatro. Es un monólogo que ha presentado por todo el mundo y muestra la vida del dramaturgo norteamericano Tennessee Williams en sus dolores, fracasos, y contradicciones personales que marcaron su existencia.
Con su magistral interpretación dá vida a un personaje del cual todos sus antecedentes son públicos y conocidos, pero que en la piel del actor cobra vida, vuelve a nacer el autor de obras potentes como Un Tranvía Llamado Deseo; El Zoo de Cristal.
Lo importante en el teatro son los actores. La narración, los diálogos, la utilería y el espacio escenográfico se supedita a los actores, y en ésta pieza queda demostrado.
LA ENTREVISTA. tradición del teatro del absurdo
La base del teatro del absurdo es la dificultad de la comunicación verbal. Dicha dificultad puede hallarse en cualquier circunstancia de la vida
El teatro del absurdo no tiene ningún objetivo concreto. No hay personajes reconocibles, solo hombres y mujeres en situaciones delimitadas y precisas.
El desarrollo narrativo (si se puede llamar así) se apoya en la creación de una atmósfera. No se sabe a dónde conducirá la acción ni que acontecimientos siguen.
El colectivo teatral colombiano que trajo esta obra, se presentó bajo el alero de este género teatral para escenificar el mundo laboral moderno en toda su esquizofrenia. Una oficina cualquiera y alguien solicitando empleo, pero la incapacidad de mirar y escuchar al otro, enfrenta a los personajes a cuestionar su rol de seres humanos; donde se evaden las preguntas para no enfrentar sus deseos ocultos.
La estrechez interior se refleja en la estrechez de los espacios físicos que tienen para desenvolverse.
El marco escenográfico se movió a través de insinuaciones de diseño con raíz cubista y enfoque minimalista, resultando atractivo de ver.
Es innegable no acordarse de Kafka y su novela El Proceso, teniendo ante nuestros ojos la inconsecuencia de un sistema que somete voluntades.
Este es un teatro mayoritariamente generador de imágenes y que la palabra contradice, dos elementos que vienen de la tradición bufonesca y la farsa tradicional.
El pesimismo tiñe el montaje, donde la agresividad entre los personajes indicando la negación en su comunicación, sobresale a lo largo de toda la narración.
UNA COSA DESCARADAMENTE BUENA: todos tenemos un día malo.
Esta obra mexicana transita en la línea de la mejor tradición de los cuentacuentos. Aquella tradición que está presente en todas las sociedades y se dedican a traspasar, vía oralidad, historias, fábulas; de generación en generación.
La dupla de actores, Camila Torres y Daniel Cervantes, es fresca, liviana y muy afianzados y compenetrados con lo que están narrando.
La historia en sí no posee grandes novedades. Se han escrito todo tipo de versiones y con diferentes géneros y formatos, la locura, el desquiciamiento del ser humano.
Es un montaje minimalista; y los actores al estar dirigiéndose constantemente al público, la transforma en una performance más elaborada.
Es un relato oral a dos voces y dos visiones.
ROSA CHOQUE: lo político en la actualidad.
La obra de la compañía brasileña “Os Conectores”, Rosa Choque, se plantea desde el inicio como un trabajo participativo y de denuncia respecto a las diferencias entre hombres y mujeres. No generan una ficción ni personajes metafóricos con cierto grado de verosimilitud, sino que buscan los referentes en el cotidiano. Comienzan preguntándose por la diferencia que existe, en el imaginario de las sociedades, lo que nos distingue. Y una vez que se responde ésta inquietud, y afloran los porqués de aquella determinación y duración en el tiempo, que dicho sea de paso, ha causado tanto daño y dolor en ambos géneros; se revisan varias situaciones reconocibles.
La narración plantea que esta sintomatología tiene su origen en el útero materno; y la condicionalidad impositiva que recibirá sin objeciones continuará por el resto de la vida. Esa es la premisa. Esta obra pertenece al género documental, porque si bien se piensa que la narratividad de la que somos testigos es una ficción, también se vuelcan hacia las confesiones personales que les sucedieron a ellos, los actores (no a los personajes que encarnan)
Uno de los referentes más conocidos de este teatro es la autora argentina Lola Arias, que a la escena a incorporado bailarines, mendigos, prostitutas, niños, animales, policías, hasta un bebé. Y la libertad con que los actores brasileños presentan en escena las situaciones, rompe con todo artilugio teatral y busca integrar al público.
PICHANGA: la trágica historia en una cancha de futbol.
Esta es una interesante y novedosa criatura que requiere algunos ajustes en su narración, escenografía e interpretación. La obra recurre al fútbol y la pasión que provoca, para contarnos la historia de una familia, en donde son varias las generaciones que están ligadas a la pelota y también a los sucesos del país, que desembocan en Cristián; un joven proveniente de la periferia de Santiago, que con sus amigos pasan todo el día en la calle pichangeando. Este montaje, de la “Cía La Criatura”, interpela al fútbol desde distintas miradas, desde los sueños de niños hasta el fenómeno de marketing y financiero que es en la actualidad este espectáculo.
Pero también es algo más. El fútbol y la pelota resulta una excelente excusa para tocar los temas que transformaron a la sociedad contemporánea.
Pero insisto, en la dramaturgia y el joven actor que lo interpreta, apoyado en recursos que manipula, requiere de una revisión y ajuste.
UNA FURIA PATRIA:
Una de las cualidades que poseen los actores argentinos es una naturalidad y encanto que despliegan generosamente en escena. Para ellos pararse en el escenario se transforma en algo fácil; y con esas regalías, se dan el lujo de mezclar géneros y temáticas.
Es lo que sucede con la compañía “Grupo Caníbal”, y la obra Una Furia Patria. La obra se ambienta en un museo público que conserva la memoria teatral y cultural, pero que se encuentra en peligro por la desidia de las autoridades y la ausencia de políticas protectoras a la cultura.
Una última visitante altera la existencia de los tres funcionarios, que luchan por mantener en funcionamiento y normalidad el museo, sin reconocer la agonía, destrucción patrimonial y humana en que se encuentran. Transformándo las consecuencias de las nefastas directrices gubernamentales en cultura, en una hilarante tragicomedia.
Porque los argentinos todo lo cuentan en joda, se caracterizan seriamente y se vanaglorian recurriendo al humor negro como canal de comunicación.
Este es un festival que en cada versión adquiere mayor presencia y solidez en la escena latinoamericana por el formato que posee, el cual es reunir en un mismo espacio, artistas, gestores y creadores, para que el público disfrute el arte escénico desde diferentes ópticas y con diferentes voces. Su director, Manuel Ortíz, ha logrado configurar y liderar un equipo de trabajo aquí en Estación Chile.
Equipo SATCH.