El espectáculo que se presentó en el GAM, Catarsis Inmersiva, denominado performance, responsabilidad de la Compañía de Arte Contemporáneo Pseudónimo; es un trabajo físico que exige, resiste e insiste hasta el límite de las fuerzas a los protagonistas que se atreven a entrar al espacio delimitado en solitario, pero a la vez en grupo, a un ritual arquetípico cuyo orígen está asentado en los inicios de la humanidad.
El primer espacio circular conocido en el mundo para ritos son Las Piedras de Stonehenge, ubicadas en Inglaterra, en la planicie de Salisbury. De los análisis conocidos sugiere que fue un lugar sagrado y reverenciado de Europa, diseñado para el propósito especial de ser un centro ritual prehistórico alineado con el movimiento del Sol, así como también la aparición de enterramientos asociados añade una dimensión nueva de ritualidad al monumento.
Después de ver esta propuesta performática, trabajados en un espacio circular delimitados por varillas con luces leed, que se encienden y apagan como contrapunto coreográfico, las palabras de un teórico del teatro afloran solas: el escenario como una hoguera, como un espacio del ser y de sí mismo. Es innegable que dicha propuesta coreográfica, da cuenta de una indiscutible y vertiginosa dinámica, a veces entrópica, como también negantropía; construyendo una distópica estructura de actos manifestados por una turbamulta de ejecutantes, que alitera con una banda sonora ad hoc multiplicando las mismas figuras, siendo esencial a la puesta en escena, ya que funge como la línea conductora que proporciona unidad y cohesión al conjunto y a su proceso evolutivo con errores y aciertos que integran el todo.
¿Cuál es la finalidad del círculo, además de continuar la tradición? Es delimitar la ritualidad alternando entre la luz y la oscuridad, para iluminar aquellas zonas oscuras que contienen el mundo sin principio ni fin, en un continuo devenir, donde los cuerpos, vestidos o no, luchan y pelean por existir, por ocupar un lugar y encontrar significado en aquellos límites al cual están adheridos sin escapatoria posible, porque en el círculo sucede todo: se mueven, accionan, se quejan buscando una voz. Corren, se funden, aparecen y desaparecen, cambian de piel, se arrastran, reflejan el horror y el caos para confluir en una sólida y robusta madre gestando nuevos bríos.
Este es un trabajo de investigación sobre la situación y lugar que ocupa el cuerpo en un plano opresor, con mucho despliegue físico para sacar esa mirada que el instinto provee en la liminalidad de la inmolación, donde no hay lugar o espacio a los deseos o soplos individuales, sino en función de una comunidad qué transita en el día a día de la existencia; para de una manera u otra, pero honesta y humana, dar lo que contengo en mí.
FICHA TÉCNICA: Creación, dirección y diseño integral: Ninoska Soto y Gabriel Miranda | Investigación corporal y performance: Carmen Gloria Venegas, Ale Miller, José Urrea, Jorge Olivera y Javier Muñoz | Diseño lumínico-sonoro: Gabriel Miranda | Dirección corporal y vestuario: Ninoska Soto | Asistente de producción: Francisco Bagnara | Registro Fotográfico: Tomislav Ostoic (Cámara Escénica) | Prensa: Leopoldo Pulgar | Registro audiovisual: Bruno Torres Meschi | Financia: Fondo Nacional de Fomento y Desarrollo de las Artes Escénicas, convocatoria 2022. | Colaboran: Centro Cultural Casona Dubois y Centro Cultural Violeta Parra.